sábado, 29 de diciembre de 2012

Cortito y real.

—Tenemos que hablar sobre esto que te está pasando. No es sano que pases el día hablando sola.
—¿Y vos qué podés saber de salud, si no sos más que un reflejo?






sábado, 24 de noviembre de 2012

No es lo mismo. No es lo mismo.



"Me dieron tantas excusas que las vendo. Hay de todos los precios, para la cartera de la dama y el bolsillo del caballero."
Olga Ivanova - Twittera. Fracasada. 2012.


A la hora de recibir una explicación o de darla, es importante que distingamos entre "excusa" y "justificación·.
La justificación es un por qué real de algo. Nos caiga o no en gracia es el motivo.
La excusa en cambio, es un por qué del cual la imaginación es un gran responsable. De hecho, muchas veces las excusas mentirosas nos caen mejor que una realidad. Ahí es donde tenemos que decidir si vamos a pedir verdades y asumirlas con estilo (aunque nos caigan como el culo) o vamos a preferir que nos mientan, creer y tener estilo, que va a ser tan ficticio como la excusa propiamente dicha. Eso ya queda en cada uno.
A ver, ejemplos:

Nos gusta alguien, y sentimos que le gustamos. Hay un coqueteo, histeriqueo, juego de seducción o lo que nosotros generemos.
Finalmente se concierta una cita, en la cual planeamos llevar a cabo todo lo que venimos fantaseando hasta ahora. Por ende, tiene una carga de expectativas altísimas. Elegimos fecha, lugar, hora, que nos vamos a poner, cómo nos vamos a peinar, a sentar, qué decir y qué no.
Dos horas antes suena el téléfono y atendemos sin mirar, pensando que es ese confidente que sabe todo y nos llama para calmarnos y desearnos suerte. No. Es nuestro parteneire que llama para cancelar.
MOMENTO TERRIBLE.
¿Qué queremos? ¿Excusa o justificación?

Posibles justificaciones:
-No llego porque me tengo que quedar unas horas más en el laburo, es fecha de cierre de facturación.
-Vino de visita sorpresa mi mamá que vive en el interior, en el interior de la concha de la lora.
-Mi ex me pidió que cuide a los nenes.
-Tengo fiebre.
-No me animo.
-En realidad no me gustás tanto y va a ser una pérdida de tiempo.

Ah si, porque entre las justificaciones se espera siempre que sea algo ajeno a uno mismo, y en casos como este especialmente, que pueda posponerse la cita. Pero a veces, no es así. Y no todos estamos preparados para recibir la justificación que no queremos oir.

Posibles excusas:
-Se murió mi abuela que vive a la vuelta de la argolla del pato y estoy viajando ya. (Y después lo ves etiquetado en el album de fotos de facebook que se llama "Fiesta inolvidable a la vuelta de tu casa, si de la tuya que te dije que me iba al entierro de mi abuela").
-Me duele todo el cuerpo porque tuve un partido de ajedrez y los nervios me mataron. (Daleeeee)
-La verdad es que me das miedo, creo que podría enamorarme de vos y no estoy en condiciones de volver a pasar por algo así.

La última es genial. Es la que todos quieren oír aun sabiendo que no es verdad y peor aún: se la siguen creyendo.

Nos quejamos de que nos dan excusas pero, ¿cuántos estamos en condiciones de oir justificaciones?
¿Cuántos somos capaces de DAR justificaciones?
Porque decime la verdad: antes de dar la respuesta correcta, ¿no te diste alguna vez la excusa (y te la creíste) de que decir la verdad iba a lastimar al otro?
Ahhhh, pero cuando uno da la excusa es distinto de cuando la recibe, ¿no?

Todos queremos la verdad, pocos saben manejarla y casi ninguno es capaz de otorgarla. ¿No estaremos siendo un poco pelotudos?

Mirá si será tema común, que hasta le hacen canciones.




viernes, 5 de octubre de 2012

Mas fácil que robarle un dulce a un chico, es robarle la inocencia.

"Lo esencial es invisible a los ojos"
Saint Exupery.


El dolor es esencial para crecer, y cuando los dolores son muy grandes, para el dolido es esencial que sea invisible. Mostrarse vulnerable expone a nuevas fracturas, a nuevas heridas. A mí alguna vez me tocó ser dolida, y no se notó. Les hago un relato, ni breve ni interesante, pero sanador.


Del matrimonio de mis papás soy la hija más chica, habiendo una diferencia de 9 y 11 años con mis hermanos; es como que era una hija mas chica muy chica.
Al mes de mi nacimiento fue la primer separación de mis viejos. Y arrancaron con el estamos-no estamos constante. No me jode ser hija de padres separados, para nada. Con mis hermanos rogábamos que se separaran definitivamente de una vez, en lugar de dar todas esas vueltas. Será por eso que los tres no creemos mucho en eso de volver con los exs.
La que se iba era mamá, así que yo quedaba al cuidado de mis hermanos, mi papá, una tía que vivía con nosotros y cada tanto otra tía, o un amigo de la familia. Un amigo de años. Un amigo que era una mierda.
El ser humano tiene algo mágico, le dicen "memoria selectiva", y gracias a eso, crecí llena de recuerdos gloriosos, pero como que eran pocos.
Llegada la adolescencia, los cambios químicos en el cuerpo o no sé qué, pasó eso que no tenía que pasar: la memoria selectiva se fue al carajo y me vino una sobredosis de "memoria de elefante" con todos esos recuerdos que había decidido dejar afuera de mi vida, y que solo pude posponer.
No, no removí recuerdos. Aparecieron de golpe, eran de esos que nunca más retomás porque se instalan y al menos una vez al día se te aparecen en la mente el resto de tu vida.
Parece que a los 3 mi mamá me enseñó a leer, mi papá me enseñó a jugar a las damas y este amigo hijo de puta que tenían me enseñó que si llenás bien de culpa a una criatura le podés hacer lo que quieras, y no va a contar nada. Y no importa si con el tiempo se olvida, cuando se acuerda de nuevo y hace terapia, y reiki, y se tira las cartas y se intenta tirar abajo de un bondi, con todo eso tampoco se le pasa  la culpa. Me lo enseñó clarísimo, un poquito cada día que nos dejaron solos hasta que a los 9 me planté y di el no más enérgico de mi vida. El "no" que supera la culpa. Ese que llega cuando los dolores ya son demasiado grandes, tanto que no dejan cicatrices, porque se convierten en herida abierta para siempre.
Me cuesta amigarme conmigo. Me cuesta mirarme al espejo, y por eso les tengo miedo. En mi casa no hay nunca, salvo los del baño que vienen de fábrica.
No se perdonarme 6 años de silencio. Si me abstraigo, me saco y miro a esa nena, me da pena. Pero como yo vivo adentro de yo, es más el tiempo que sigo enojada. Casi nunca se me nota, pero cada tanto deschabeto y bueno, de alguna forma (casi siempre no agradable) lo expreso. Con casi 32 años, puedo decir que al menos ahora lo perdono mucho menos a él que a mí. Pero costó eh.
Durante años dije que no quería tener hijos, y por primera vez voy a decir en voz alta o escribir en público que un gran motivo es que si a mí me pasó en el living de mi casa mientras la familia dormía la siesta, ¿cómo puedo hacer para que no le pase a mis hijos? Por fin un día entendí que ese "señor" me robó mucho de chica como para seguirme dejando robar de grande, ¿no? Y hasta me tengo fe para llegar a ser una buena madre.
No hay manera de darle un cierre a este post. Porque no es un cuento, no es una opinión, no es prosa. Esto que escribo hoy es vida. O una parte. O muerte de inocencia. O no sé, pero no tiene cierre en un blog, porque no tiene cierre en ninguna parte.
Algunos dolores se superan, algunas situaciones pasan a ser malos recuerdos. Otras en cambio se combinan y pasan a ser una parte de tu vida diaria con la que tenés que aprender a convivir. Al fin y al cabo, para aprender a caminar nos llenamos de moretones. Y aún sabiendo caminar nos seguimos cayendo y golpeando. Vivir te obliga a seguir respirando aunque duela. Es mejor aprender a hacerlo de una manera más anestesiada.
Cuando una mujer dice no, es no. Y cuando una nena de 3 años, por miedo no llega siquiera a decir que no, es no igual. Y eso lo digo más para mí que para quién esté leyendo.
No me convertí en defensora de los derechos de los niños, no salí a hacer protestas por una mejor legislación en cuanto al abuso infantil. A mí eso no me devuelve nada. Respeto a quienes lo hacen, cada uno maneja sus pesares hasta donde le da la categoría del registro.
Pero pese a la culpa, a la inacción, al enojo a veces me miro y pienso: perdí a los dos hombres más importantes de mi vida, y seguí. Perdí la inocencia a destiempo y seguí.
No soy invencible, no soy irrompible pero al menos, en mis peores momentos sé que allá atrás se viene algo mejor. No puedo esperar que otros lo vean así, pero tampoco ser tan necia de no verlo yo misma de esa manera.

Después de haberles descargado todo esto, aprovecho para agradecer al hombre que escuchó toda esta historia una vez, con más detalles, con más culpas e igual me amó y me lo hace saber cada día de nuestra vida juntos. Y para él, tampoco es fácil.

Y este relato, también tiene un tema:



martes, 25 de septiembre de 2012

La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida


"La muerte y el amor tienen en común que te toman por sorpresa. Y nunca piden permiso."

Olga Ivanova, 2012 - Enamorada contemporánea.



Nunca parece buen momento para morirse ni para enamorarse, pero qué se le va a hacer. Son esas cosas que te pasan y no podés evitarlas. Porque a mi no me vengas a decir que podés manejar el amor, yo sé mejor que nadie que es mentira.
A mí muchas muertes me tomaron por sorpresa. Un día el amor se cansó de no ser nunca la estrella y entró en juego.
Les juro que yo no tenía idea, no me lo vi venir ni un poco.
Llegó un domingo como cualquier otro, mientras yo que había pasado de padecer mi soledad a disfrutar de mi soltería, me fui a comer un asado. La cosa es que me pasa a buscar este pibe. No se quién lo mandó en un momento tan inoportuno, con el terreno tan preparado. Yo tan segura de que el amor no existía, tan tranquila de que no era un motivo para preocuparme...
No me quiero ir del tema. La cosa es que me tocó timbre, era un amigo en común de algún amigo, y no lo había visto en mi puta vida. O miento, una vez me llevó por delante, pero ni lo miré. Para echar improperios, no hace falta ser un observador detallista. Y ahí estaba. Paradito en la puerta de mi casa, él que si me llevó por delante, obviamente NUNCA me había visto tampoco. A esta altura no tiene sentido mentir: me entró por los ojos. Ya habíamos hablado varias veces antes, así que medio que ya lo tenía metido por otros lados. Y entre que la carne es débil y el alma medio pelotuda... ahí estaba yo, viajando en su auto hacia un asado con amigos, pensando en que lo mejor hubiera sido fingir un desmayo y meterlo en mi casa.
Terminamos de comer, nos fuimos a que todos los comensales tomaran café mientras yo me dormía una siesta en el sillón del dueño de casa. Y nada che. Yo tenía un compromiso, al que mi chofer del mediodía se ofreció a llevarme en la tarde-noche y nada.
A los días, cenamos de nuevo, con un amigo en común. Y sin esperanzas de ningún tipo. Mirábamos una película en el sillón, cuando sentí su manito en mi hombro y a los minutos, su aliento muy cerca del mio. ¿Sexo? No, me arruga el amor. Dormimos abrazados. Y no me di cuenta que ese era el fin de mi vida tal y como la conocía hasta ese momento. Eso de no atender el teléfono, eso de no querer ver más de dos o tres veces a nadie, eso de no creer en nada, eso de ser "el karma del sexo masculino" (cómo me decía mi hermana) lo hice un bollito y me lo metí... en algún bolsillo. Horas de caminata de la mano, cada noche. Dormir mirando el teléfono. Dos semanas más tarde, pasamos un día y medio sin vernos. Cuando nos encontramos, corrimos a besarnos. Como en las novelas, pero como era "de enserio", no sabría decir si como dos pelotudos o como dos enamorados que no quieren reconocerlo. Al mes y medio, se quedó a dormir en mi casa, todavía no se fue (y mirá que pasaron meses y meses eh). Mientras escribo esto acá lo miro, él lee un libro sentado al lado mío. Y yo busco cómo hacer esta historia más larga. Pero no puedo, le tomó demasiado poco tiempo convertirse en el hombre de mi vida y cambiármela para siempre.
Pero el amor se quedó con las ganas de ser la estrella de esta historia, porque este hombre, es todo mi universo.


Entonces, la otra parte quiso contar cómo lo vivió él. Y vino el hombre de mi vida, del que les conté, y escribió esto.

"Y después de esa "noche mágica", en la que nos compartimos, en la que charlamos y tomamos. En la que no hubo sexo pero igual ahí con nosotros, por nosotros, estaba todo el amor del mundo, nos seguimos viendo, a escondidas, de la mano, entre los árboles, esperándonos en diferentes esquinas para aprovechar mas el tiempo. Paseos que compartimos con helados, con chocolates, con algo de tomar. Paseos en los que no nos podíamos, como ahora, sacar los ojos de encima del otro. Paseos perfectos, en los que el tiempo se detenia por y para nosotros. Paseos donde nuestras manos, nuestros ojos, donde nuestras almas bailaban el mejor de los bailes, porque es así, cuando hay amor, amor del de verdad, el mundo no existe, es solo de y para los amantes. NOSOTROS.
Y nos pasó que no nos vimos por tan solo un día y medio y cuando nos vimos corrimos hacia el otro, pero corrimos desesperados, no nos dijimos ni "hola", no hacia falta, nuestra sola presencia ahí, en esa calle con poca luz, en esa calle tan nuestra nos dimos ese beso que se dan en las películas, ese beso en el que le decís tan solo con los labios y las caricias, "no te vuelvas a ir por tantos días, no sabes todo lo que te extrañé, no sabes todo lo que me haces falta, quiero mi vida con vos, no me sueltes, abrazame, quedate conmigo". Todo eso y mas estaba en ese beso. Todo eso esta en cada beso que nos damos, cada vez que "chapamos" "porque si".
Porque yo asi la siento mía, y yo me siento de ella, para ella. Porque lo mas importante es verla sonreír. Que me regale esa sonrisa, esos ojos, esa expresión que solo ella me da.
El tiempo es nuestro, siempre lo fue y asi será. Porque ella es la mujer de mi vida."



Mariano.

No, no se lo pienso corregir en nada. Y me voy, a besarlo y a darle play al video, así bailamos un rato juntos.

viernes, 27 de abril de 2012

No somos tan distintos, o si?






"Dejen de quejarse de que los hombres no las entienden chicas. Si las entendieran, no las amarian"
"El día que los hombres entiendan a las mujeres y viceversa se termina el misterio y la intriga generadores de la atracción"
(Alguna boluda en twitter)


Hombres y mujeres gastan palabras, letras e incontables momentos de su vida quejándose de lo mismo: unos no entienden a los otros.
Se han hecho sin fin de intentos de explicaciones de todo tipo: acusadoras, melancólicas, graciosas, no tan graciosas, mediocres, insulsas y el adjetivo que quieran agregar. Ninguna llegó a buen puerto, ni a uno malo siquiera. No se pudo imponer ningún tipo de paradigma que deje convencido a ningún bando de nada. Podríamos decir que en algún momento, la opinión mas aceptada fue “al sexo opuesto no hay que entenderlo, hay que amarlo”. Pero no es más que una muestra de conformismo ante la ignorancia. Es casi una explicación religiosa.
En fin, la cosa es que lo escrito a continuación no intenta explicar nada. O sea, la introducción nada más la escribo para contarles que no estoy intentando sumarme a las miles de mentes que filosofan sobre este tema, nada más quiero compartir algunos datos REALES que a mi me resultaron curiosos y por ahí caben dentro de este marco de “las diferencias entre hombres y mujeres” y “nadie entiende un carajo”. Sí, reales: son respuestas obtenidas de amigos, alguna quizás también dada por la que suscribe. Es una recolección empirica, que no intenta definir nada, pero puede resultar ejemplificadora. Ahí les va:

De cómo y por qué eligen sus parejas.
Ante preguntas típicas como ¿y por qué están juntos? ¿qué te gusta tanto? Los testimonios recopilados son:
De parte de ellas:
- La verdad no se boluda que le vi, no tengo idea boluda. No sabés como me gusta boluda. La pasamos bien boluda. Yo que se. Hace mil que no me sentía asi boluda.
(Claramente me intriga mucho mas por qué fue ella la elegida.)
-Me hace feliz.
En este caso, recibí la respuesta que toda madre quiere escuchar y que toda amiga sabe que es mentira. ¿Te hace feliz? ¿Y no podés decir el por qué? Es claro: no querés estar sola.
-Me gusta como me trata, como lo trato. Me gusta él y lo que me genera. Me gusta lo que somos cuando somos juntos, y también lo que somos por separado. Que también cambia, porque cada uno hace que el otro sea distinto.
-Tiene una poronga de 20 x 5 y la usa como los dioses. 
-Nos gustamos, nos amamos y no nos preguntamos el por qué. Para que saber el por qué cuando mejor es poder disfrutarlo.
 Nótese que las mujeres tienden a responder mucho en plural.

Departe de ellos:
-¿Le viste las tetas?
-Estoy con ella porque no me pude levantar a la amiga y bueno. Fue re copada.
-Me hace feliz.
(A un hombre le creo ese motivo. No tiene la sensibilidad femenina como para explicar todas las otras emociones que lo llevan a esa felicidad. Si te dice Feliz es todo lo demás también)
-Porque la madre es paralítica, así que me la cojo tranquilo y nadie me abre la puerta. (¿Les dije ya que todas estas respuestas son reales ¿no?).

De qué gusto de helado quieren.
Las féminas eligen:
-Del gusto que él quiera, lo vamos a compartir. (¿Y si pide de mierda?)
-Crema del cielo, frutilla a la reina, mousse de limón.
-¿Qué gustos tiene? ¿A qué heladería vas a llamar? ¿Tienen gustos light? ¿Y si mejor comemos chocolate? No dejá, mejor prepará unos mates amargos que me estoy cuidando. (Rifle sanitario).
-No sé, ¿vos de qué vas a pedir?

Los muchacho eligen:
-Chocolate y dulce de leche.
-Chocolate, dulce de leche y zambayon.
-Chocolate y dulce de leche.

De las enfermedades.
Cuando las chicas se enferman...
“Es una gripe, me tomo uno de esos tecitos y se me pasa”.
“Me debe haber caído mal algo que comí, me tomo un te digestivo y se me pasa”.
“Es una contractura. Me pongo hielo, me tomo un te de tilo y se me pasa”.
(La cosa del te a repetición no la entiendo, sobre todo porque el te me hace vomitar. Pero bueno, hay una cultura alrededor del te y sus propiedades medicinales que es innegable).
“Me duelen los ovarios, me tomo un té, como 7 kilos de chocolate, lloro dos horas, le grito a alguien que no tiene nada que ver, se me va el período y se me pasa”.

Cuando los chicos se enferman...
“Vuelo de fiebre, tengo tanto moco que no puedo respirar. Esto no puede ser un resfrio y nada mas”.
“Si sigo vomitando así voy a escupir el hígado. Me duele mucho. Apagame la luz. Tapame. Prendeme la luz. Tapame. Apagame la luz. Prendela. No te vayas, quédate al lado mío que tengo miedo de desmayarme”.
“No puedo moverme. Necesito estar acostado porque no encuentro posición. Ya me duele demasiado, para mi que esto no es muscular, tiene que ser algo mas. Llamala a mi mamá y preguntale que puedo tomar”.
(Si tuvieran que tolerar un dolor de ovarios, se suicidarían en el primer mes. Ni hablar de parir y el exterminio de la raza humana).

En fin, es clarísimo que hombres y mujeres reaccionan diferente incluso ante los mismos estímulos. Y en mi humilde opinión eso es lo genial de las relaciones.
Nos atraemos por esas diferencias. Por esa incomprensión. Incluso creo que por una curiosidad masoquista de convivir con todo eso que desconocemos y no entendemos.
Mas que entendernos, mas que amarnos, la cosa es que probemos de disfrutar de todo eso que nos hace distintos y que a la vez nos junta.
Porque si él entendiera que tus hormonas son las que te dibujan esa expresión de mierda dos o tres días al mes, no haría nada que provoque tus gritos. Y no podrías descargarte.
Porque si ella no te viera como un cachorro indefenso y quejoso cada vez que se te encarna una uña, no te cuidaría con el amor que lo hace cada una de esas veces.
Mirá si nos entendemos todos y se terminan las discusiones… ¿El sexo reconciliatorio dónde queda? ¿Y si cuando desciframos ese misterio que colorea las actitudes del sexo opuesto nos damos cuenta que es todo muy básico, aburrido y pierde la gracia?
No señores. Yo no quiero  ni entender a los hombres ni que ellos me entiendan. Me sigue entusiasmando la idea de que no queda otra que tomarlos o dejarlos. Y que vean como se las arreglan conmigo.
Me sigue fascinando encontrar diferencias rotundas, que nos definan en género, y que no sean las genitales. Al fin y al cabo, creo que ese es el imán fundamental. Y si éstas son las diferencias que generan la guerra de los sexos, bienvenidas sean, al fin y al cabo no por nada el Tratado de Paz más veces firmado de la historia es el orgasmo.
Y sí, muchas mujeres son masculinas y hay muchos hombres femeninos. No es que entendieron mejor el otro bando, simplemente, son un ejemplo de que en el fondo somos todo lo mismo pero que nos separamos inentendiblemente porque así la conquista es mucho más divertida. 

Ajam...

No esperes irte de acá con una sonrisa o con nuevos conocimientos. Esto es catarsis, es indirectas, es directas y es yo.




Gracias MX por ayudarme a expresar mejor la idea...