viernes, 20 de mayo de 2011

Mi héroe en su tumba.


"... en el instante mismo en que alguien muere, su cuerpo mismo se transforma bruscamente en algo distinto, tan distinto como para que podamos decir "no parece la misma persona", no obstante tener los mismos huesos y la misma materia que un segundo antes, un segundo antes de ese misterioso momento en que el alma se retira del cuerpo..."

Sobre Héroes y Tumbas - Ernesto Sábato

En mi casa cuando yo digo que tengo un presentimiento, los teléfonos se ponen en rojo. Se desatan llamadas y llamadas a todas las personas que puedan conocer para saber si están bien y para advertirles: María Evita tiene un presentimiento... Me tildan de bruja quizás o de perceptiva. Nadie cree en ese tipo de cosas, pero nadie deja de discar números telefónicos de forma frenética. Calculo que debe tener que ver con algo que pasó cierta vez...
Yo estaba cumpliendo horario en la primer clínica en la que trabajé. Al almuerzo, esa sensación de "aire en la panza", "nervios" o como sea que lo bautice en el momento en que se presenta me invadió de forma violenta, pero muy violenta. Llamé a mi casa, preguntando si estaba todo en orden, mi abuelo era grande ya y me preocupaba tener alertas de algún tipo sobre él. La voz del otro lado, la de mi hermana, me decía que me quedara tranquila, que no pasaba nada de nada.
Me dispuse a quedarme unas horas mas. Era principio de mes, tenía que auditar todas las historias clínicas de cuanta persona hubiera pasado por San Timoteo y verificar que los médicos hubieran cumplido su trabajo de manera correcta.
Siendo las 19.00 hs suena mi interno, que obviamente no atendí. A esa hora o se equivocaban, o me estaban por hinchar las pelotas, mientras yo me reia de la cantidad de protóxido que se había usado en una cirugía para poder "inflar" a una persona de dimensiones descomunales.
Mi compañero atendió "por las la dudas" y empalideció: tras un "este llamado lo querés atender" tomé el tubo y escucho la voz de mi hermana entre llantos: mi papá estaba en coma.
Así y sin cambiarme, sin agarrar siquiera la cartera y con la plata que tenía en el bolsillo del ambo verde, salí a tomar el primer taxi que pasara. Previa escala en casa, buscando a mi hermana, llegué al Hospital Argerich. Curioso: allí no había nadie que hiciera mi trabajo... nadie controlaba que los médicos hicieran correctamente el suyo.
El parte era desalentador. Por supuesto, no me dejaron entrar a ver a mi papá. Las puertas de la unidad coronaria, estaban cerradas a cualquier visita, incluso las ajenas. Salió un médico a hablarnos, y pude divisar la panza de mi viejo, esa donde me dormí tantas siestas...
Nos dijo que había que esperar... Mi tía lloraba. Y yo la consolaba con la típica frase: "tranquila, que yerba mala nunca muere."
A las 22.00 HS me mandaron a mi casa, a sacarme el uniforme, y los zapatos, que había manchado con chocolate caliente.
En 5 minutos voló la ropa y tenía otra muda puesta, el "aire en la panza" me sacaba aire de los pulmones, no podía respirar. No me quedaba otra que recurrir al inhalador de budesonide, que de casualidad había venido en un bolsillo.
Suena el teléfono mientras me ato los cordones de mis topper blancas. (a los 20, usaba topper de lona siempre). El mensaje era claro: "corré que hay un parte nuevo".
LLegué al hospital y no necesité escuchar a nadie darme la noticia: desde la planta baja, oía un llanto, el de mi hermana.
Me dijeron alguna vez que presto mucha atención a la gente que amo, que probablemente sea eso lo que me alerta tanto cuando algo les está pasando.
Al otro día, me encontré eligiendo que cruz ponerle a la tapa que iba a cerrar mi vínculo físico con mi papá para siempre y al día siguiente, cuando ya la tierra engullía la última imagen... el inhalador se me cayo del bolsillo, y no lo necesité nunca mas.
No lamento ninguna de las dos pérdidas: soy feliz de no tener asma, y la otra... todavía no la asumo.
Soy mala para los duelos, los pierdo a todos.
Hay días en que lo llamaría por teléfono y caigo en la cuenta de que es demasiada larga la distancia para telecom. 
Tiendo a sentir que me acompaña todo el tiempo, quizás por eso es que no pueda asumir que ya no está.
Pero algunas veces, como hoy, pago por su abrazo. 
Algunas  noches pagaría por tener media hora de asma...

miércoles, 4 de mayo de 2011

La culpa la tiene Disney

Gracias Mami: porque me diste El Príncipito y no La Bella Durmiente


Sí... es evidente que muchas se criaron leyendo esos cuentos y viendo esas películas que creó un turro que tenía un ego tan, pero tan, pero tan grande, que se congeló por si las moscas, a ver si todavía podía seguir hinchando las pelotas y se la perdía. Y las boludas se la creyeron. Entonces, al final, hay que terminar pensando que les gusta, o nos gusta sufrirla. Pero eso, sería tema de otro post.
En este vamos a analizar como el señor frío hizo estragos en la psiquis femenina.

Punto 1: Besando Sapos.
Y sí. Evidentemente, además de egocéntrico, varios defectos mas debería tener el muy turro: la analogía del sapito verrugoso, inquieto, que salta de estanque en estanque, el sapito verde y simpático que cuando encuentra a la princesa indicada que le roba el corazón (porque obviamente, no elegimos nosotras: NO SEAN ILUSAS!!!), se digna a convertirse en el príncipe que va a hacer lo posible por conservarla. Aunque también existen las alternativas detalladas a continuación, que son por cierto, las que más regularmente suceden:
a) Da fiaca convertirse en príncipe, muchos años siendo sapo. “Mejor le salto arriba del corazón hasta que se lo reviento”.
b) “Ahora que soy príncipe gano como loco. Mejor me subo al caballo y monto todo lo que se me cruce. Chau Fiona... porque ahora que te miro, no te parecés tanto a Blanca Nieves eh!”

Punto 2: Esperando que te pongan el zapatito, la mentira del sexo débil.
Las mujeres son consideradas el sexo débil. Sí, las que por la vagina sacan un crío de 3 kilos y 30 cm de largo. Las que cada 28 días toleran esos espasmos durante 4 días y sangran constantemente, sin MORIR. Mientras que el sexo fuerte, tiene una gripe y el mundo se viene abajo. Por qué? Por DISNEY!!!
La fábula esa de que el príncipe te rescata de la pobreza y de la limpieza de la casa... y que todas se creyeron. Entonces, la historia quedó así: eligen un candidato, del estilo "buen partido"(Léase: profesional, soltero, vive solo, ingresos superiores a x monto, la estética pasa a segundo o tercer plano al igual que su capacidad para entablar una conversación, esto último quizás no esté en ningún plano). Meses esperando esa fiesta en donde van a poder cruzarlo y conquistarlo. Unos días antes, van con el hada madrina "Visa" a un Shopping y la revientan: vestido Larreta, zapatos Paruolo y buena lencería. Ni hablar del perfume. Llega el día y el plan está repasado 45 veces mínimo: mirada fatal, histeriqueo, olvida algo en su auto (obvio, logró en su mente que la lleve a su casa sin que le toque ni un pelo, porque es una chica bien). A los dos días el vuelve a devolverle el señuelo, conoce su casa modesta, de mujer independiente, trabajadora, se enamora, se casa, tienen la parejita y obviamente, paga el resumen del Hada Madrina que se usó para la fiesta. (Recordar: nivel de ingresos superior a x monto). La realidad es: el candidato se va de la fiesta con la hermanastra más puta. Vos? Hacé horas extras.. O conseguite un casita para limpiar por horas los sábados para pagar la visa, y jugá en serio a la cenicienta… Te pasa por haber sido la madrastra disfrazada.

Punto 3: La Bella Durmiente se despierta sola a los 35 y desesperada.
Tenés 20 y sos hermosa, la diosa de todos los boliches, la que mejor baila, miss primavera, otoño, Chacabuco, Catedral y todas las estaciones que se te ocurran. En tu vida solo hay lugar para un príncipe como vos. Vas descartando a cuanto pibe menos lindo, con menos presupuesto para una salida, o menos a la moda.
Tenés 25 y tus amigas, las que no son tan lindas, se quedaron con toooodos esos a los que les dijiste que no. Resulta que son los que te ponen el hombro con cada “Príncipe Azul” que te destiñó.
Tenés 30. Empezás la colección de ramos de casamientos ajenos. Tenés 3 ahijados. Tenés 35 y te das cuenta que al final… Quasimodo era una buena opción. Que dormiste hasta ahora, que el príncipe no te va a despertar, y que ahora, no sabés como elegir. Ahora te viene a vos la sobra del resto, pero el resto había elegido bien. Qué te queda?

Chicas: Disney se congeló solo porque era un cínico: quería ver como les había arruinado la cabeza, enseñándole a las mujeres que en la vida los hombres se eligen con un caballo blanco, una espada grande y la cabeza hueca, o alguno de los príncipes además de valiente tenía dos dedos de frente?

La enseñanza era de represión: “Menos sexo que película de Disney…”
El hombre ideal... es una mezcla de un príncipe, sí... pero de uno que tenía una rosa y el otro componente, es un marqués. No un caballo.

A disfrutar de la vida. Y la ropita para el baile: comprátela con esfuerzo y sacátela bailando en el caño. Que la vida es una sola y hay que ser bella pero nunca durmiente



Ajam...

No esperes irte de acá con una sonrisa o con nuevos conocimientos. Esto es catarsis, es indirectas, es directas y es yo.




Gracias MX por ayudarme a expresar mejor la idea...